El Racismo y la Violencia siguen manchando el Fútbol Español
De nuevo el fútbol profesional escribe con tinta racista y xenófoba una triste página en el deporte español. Hace unas semanas fueron los ultras del Frente Atlético, que por si alguien se le olvida, han provocado varias muertes (Aitor y Jimmy), numerosas peleas y altercados; sembrando cada domingo allá donde van la peste de su fanatismo. Por lo tanto tenían que estar disueltos por organización criminal.
Esta semana no ha sido un grada ultra (El Bernabeú es de los pocos estadios que ha acabado con el problema), sino espectadores de tribuna, que con un rictus crispado y destilando odio por todos sus poros, no fueron capaces de aceptar la superioridad deportiva del rival sobre su equipo, gritando frases xenófobas y racistas sobre un chaval de apenas diecisiete años, Lamine Yamal, que a los que nos gustan el fútbol sin estos cafres debemos agradecerle que fuera uno de los jugadores que hizo a la selección de España campeona de Europa.
En el año 2017 decidí estudiar el auge del fenómeno ultra del fútbol español , llevado por ese afán de conocer qué se escondía detrás de tanta violencia. Analicé sus comportamientos, sus estructuras, me sumergí en abundantes lecturas, entrevisté a algunos asiduos a los fondos violentos. Etc.etc- Fueron muchas horas de estudio del fenómeno llegando a algunas conclusiones que tuve la oportunidad de airearlas en sendas conferencias en la Universidad públicas de Madrid y Navarra a los miembros de distintos cuerpos policiales. Y ya lo anunciamos en aquellas charlas : se habían hecho avances en la materia, pero queda todavía mucho camino por recorrer.
Pusimos encima de la mesa las cuestiones que había que abordar de forma clara y directa: no se debía permitir la nomenclatura bélica para denominar a los grupos que animasen a los equipos de fútbol. Si tolerábamos a los autodenominados : “frentes, batallones, comandos, legiones…etc.etc.”, siguiendo la lógica de que “la palabra precede a la acción”, su comportamiento sería bélico y violento, porque como ejército se autodefinían.Si permitíamos que los jugadores, y algunos clubs , rindieran culto exclusivamente a las gradas violentas obviando al resto de hinchada que había tenido un comportamiento ejemplar, alentaríamos esos comportamientos.Si los presidentes de los club seguían concediendo prebendas en modo de entradas más baratas, ayuda en los desplazamientos de estos grupos, y un protagonismo por encima del resto de la afición, sembrábamos lo que hemos recogido en las últimas semanas: violencia, racismo, xenofobia y que la gente de bien sintamos vergüenza ajena.
También advertimos del déficit formativo que había en los trabajadores y trabajadoras de la seguridad privada que cubren estos eventos: los trabajadores de la seguridad privada, con una fuerte presencia en los campos de fútbol, desconocen en el noventa y nueve por ciento de los casos cuestiones tan elementales como el lenguaje del odio o el funcionamiento de los grupos violentos del fútbol español. Cuestiones básicas como qué es un corteo (traslado de aficiones ultras), cuál es el mapa de los grupos ultras en España; las formas de financiación, su organización interna. Todo, absolutamente todo les es desconocido.
¿Cómo un espectáculo que generó en el año 15700 millones de euros en el año 2017 y que según la liga liga de fútbol profesional tiene un crecimiento anual del 10 %, , no puede formar mejor a los trabajadores que van a encargarse de las seguridad?.
¿ Cómo permitimos que el crecimiento de los espectadores violentos , racistas y xenófobos sea de un 40 % para la temporada 2017/2018 según datos oficiales? ¿Cómo es posible que después de los incidentes del Wanda Metropolitano los jugadores vayan a agradecer el apoyo a los cafres?. ¿Cómo es posible que no podamos parar esta barbarie?
Tenemos que sembrar el camino para que cualquiera pueda ir a un estadio de fútbol con la camiseta del equipo de su ciudad sin correr riesgos. Y debemos enseñar a los más jóvenes que se puede ser del Real Madrid, vestir la camiseta del Osasuna, alegrarte cuando gana el Atlético de Madrid, y apoyar al Barcelona cuando juega en Europa. Ése es el camino y no otro.


Lee este artículo con más información sobre los insultos racistas a Lamine Yamal, Ansu Fati y Rafinha en el Santiago Bernabéu.
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