De la Intolerancia a la Lucha por los Derechos LGTBI en Europa
El profesor Josep Fontana publicó hace unos años un brillante trabajo, “Europa ante el espejo”, lectura que siempre recomiendo a mis alumnos y alumnas porque por el módico precio de ocho o diez euros, se sumergirán en las brillantes reflexiones del citado, donde venía a dar con la clave del problema del racismo, aunque sirve también para cualquier tipo de intolerancia, ya sea religiosa, étnica, o, como es el caso que nos ocupa hoy , en cuanto a las relaciones sexo-afectivas y me explico:
El insigne profesor venía a decir que la identidad de lo que hoy llamamos Europa siempre se había construido frente a la imagen deformante de otro. Cuando las legiones romanas dominaban desde las costas africanas hasta las frías tierras escocesas, lo romano y por tanto lo europeo, era aquello que no era “bárbaro”. Romano era lo NO bárbaro, con mayúsculas. Y a estos bárbaros se les dibujaba como seres grotescos, malformados, hediondos y brutos. Pero cuando con el paso de los siglos, los bárbaros terminaron fusionándose con la población romana, hubo que cambiar de enemigo, ya no podían hablar de bárbaros cuando era posible que algún cuñado, nieto o hija tuviera sangre no íntegramente romana.
El dominio de la iglesia universal , o sea el papado medieval, trajo consigo también la identidad cristiana, y se consideraba cristiano, y por tanto merecedor de vivir en las tierras bendecidas de Europa, aquellos que no fueran moros, judíos, protestantes, etc,etc. Era europeo aquel o aquella que fuera cristiana, y quien no lo fuera era representado de forma grotesca. A los judíos se les acusaba de todos los males de Castilla, de nariz ganchuda, feos, sucios y harapientos, siendo famosos las persecuciones que este grupo étnico tuvo a lo largo de los siglos. A los musulmanes de igual modo se les persiguió, pese a que los muy católicos reyes Isabel y Fernando prometieron en las capitulaciones de Granada respetar la religión de los vencidos, algo que no se cumplió.
Lo que viene a definir el profesor Fontana es que la imagen de lo que fue y somos Europa siempre se ha construido frente a la imagen negativa de otros grupos. E igual pasa con las relaciones sexo-afectivas. En una palabra : se construye la masculinidad frente a otras formas de amar que no se consideran propias de hombres. Se es hombre si no se es gay, al cual se le pinta como un ser afeminado, débil (no digas mariconadas), vicioso ( si eres maricón a mi ni te acerques), de poco fiar. De igual modo ocurre con las lesbianas, a las cuales se las define como “marimachos”, sucias, que pretenden imitar el comportamiento masculino, brutas y feas. De los transexuales o transgénero ni decir la cantidad de adjetivos despectivos con los que son definidos: “cabestros”, “travelos”, etc. Concluyendo, la masculinidad se configura frente a un ene migo común: el colectivo LGTBI.
Esto, que parece no tener importancia, es el germen que pudre la mentalidad de algunos y algunas, dando lugar a la criminalización de aquellos que osan amar de otra manera.
No podemos olvidar tampoco que las religiones, todas sin excepción, ha llevado a cabo un proceso rigorista donde el sexo y el placer está relacionado con el mal, con el pecado, encapsulando las relaciones sexuales dentro de una normativa religiosa donde la última palabra la tiene la iglesia, el sultanato o el rabino de turno.
El señalar como prácticas no deseadas por la divinidad aquellas relacione sexo-afectivas que no fueran exclusivamente con el fin de procrear , se ha señalado el camino para las opciones políticas conservadoras que han criminalizado al colectivo, dándose situaciones de clara vulneración del derecho internacional: China prohíbe contenidos que aludan a la homosexualidad; Polonia hay zonas libres de ideología LGTBI, y los homosexuales tienen que esconderse; y en 64 países persecución hacia el colectivo
Aunque los avances en algunas sociedades han sido importantes, aún queda un largo camino por recorrer, y en ello la formación de la sociedad en igualdad, en la no discriminación, y en la lucha contra los delitos de odio, son ejes fundamentales de cualquier política pública. El camino debe empezar en la escuela, donde se debe enseñar el respeto a las diferentes formas de ser, amar y entender las relaciones sexuales. Debe seguir en el mundo laboral para evitar la discriminación laboral de aquellas personas que hayan decidido libremente mostrar su sexualidad, y concluir con una estrategia global a nivel nacional para evitar las situaciones pasadas, con niños suicidándose por la persecución de sus compañeros y compañeras; trabajadores y trabajadoras en tratamiento psicológico por la presión que sufren en sus entornos laborales y políticos sintiéndose orgullosos de sus declaraciones homófobas.
Es mucho el camino por recorrer, pero en algunos empresas ya hemos dado el primer paso.

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La evolución tiene y debe ser para todas las cuestiones en general.
QUEDA AUN UN LARGO CAMINO POR RECORRER PERO POCO A POCO LO CONSEGUIREMOS
Les queda seguir luchando para defender sus derechos de igualdad