El Flechazo
Mbaye dejó Senegal a los 24 años, proveniente de una familia de altos ingresos que le permitió asistir a la Universidad Cheikh-Anta-Diop de Dakar. Allí recibió una educación centrada en proyectos, un enfoque que predominaba en las escuelas superiores de ingeniería, arte, arquitectura y diseño, permitiendo a los estudiantes adquirir conocimientos a través de la experiencia práctica.
Gracias a su perspicacia, inteligencia y ansias de aprender, Mbaye concluyó sus estudios con calificaciones sobresalientes. Era un joven hábil y talentoso que anhelaba emprender. Sentía que su mundo se le quedaba pequeño; sus deseos de aventura y de ampliar horizontes lo llevaron a plantear a sus padres su intención de viajar a Europa para adquirir experiencia y nuevos conocimientos. Al ver su ilusión y entusiasmo, sus padres comprendieron que no podrían detenerlo, así que decidieron apoyarlo con la condición de que, tras unos años, regresara a su hogar para ayudar a levantar un país que necesitaba talento y oportunidades.
Antes de viajar a Madrid, Mbaye estudió castellano de manera intensiva. Una vez que consideró que su nivel era adecuado, se trasladó a España, donde logró obtener la residencia gracias a la compra de una vivienda (visado de oro), lo que le permitió acceder a la ciudadanía con todos los derechos sociales y laborales.
Emprendió creando una pequeña empresa que prosperó rápidamente gracias a su ingenio y los recursos de los que disponía, convirtiéndose en un negocio importante.
Un día, durante la boda de un amigo madrileño, se quedó cautivado por Awa, una belleza de escultural figura, grandes ojos de mirada limpia y profunda, y pómulos pronunciados. Su sonrisa y elegancia lo fascinaron de inmediato. Al entablar conversación, su atracción se intensificó al descubrir que Awa no era solo una apariencia; era una mujer inteligente, diplomática y muy culta.

Su interés creció aún más al saber que, aunque había nacido en España, al igual que él, era originaria de Dakar. Sus padres, humildes pero grandes personas, trabajaron arduamente para que ella pudiera estudiar y tener un futuro mejor.
Awa, valorando el esfuerzo de sus padres, destacó en sus estudios y, al final, consiguió un trabajo destacado en la embajada.
Mbaye, encantado, decidió participar en la conversación que se estaba desarrollando.
—Perdona que difiera —manifestó Awa—, pero, aunque parto de la base de que el sistema imperante hoy en el mundo occidental es el menos malo de los existentes, no es ni mucho menos bueno.
—¿Acaso no te gusta la democracia? —inquirió Amín, uno de sus interlocutores.
—Awa, sonriendo, respondió—: Es que no son democracias.
—¿Cómo?, ¿y qué son entonces? —preguntó Mbaye.
—Gobiernos representativos. La llaman democracia para que no la pidas. La auténtica democracia, como ya decía Aristóteles, es el gobierno del pueblo para el pueblo.
—¿Acaso los partidos políticos no representan al pueblo?
—No, representan a la oligarquía que les paga para mantener sus privilegios. La tremenda desigualdad es incompatible con una auténtica democracia.
—Mbaye intervino—: Por favor, desarrolla un poco más tu tesis.
—No quisiera “pontificar”, que cada uno piense lo que quiera. Yo, al menos, no “comulgo con ruedas de molino” y trato de pensar por mí misma. ¿Qué son los lobbies más que corrupción legalizada? Corrupción pura y dura; empresas armamentísticas, farmacéuticas, energéticas, etcétera. “Donan” cientos de millones con una mano para campañas electorales y sobornos, mientras que con la otra obtienen inmensos beneficios a costa del pueblo.
—¿Elon Musk?
—Pudiera ser, según cuentan posee más de 400.000 millones de $ y se conoce que no le bastan, nadie le ha elegido, pero va a detentar el poder y gobernar, y alucina, en vez de que el estado controle sus cuentas, va a ser él quien controle a los demás, kafkiano, ¿no?, ¿quién vigila al vigilante? Por si fuera poco, se permite desestabilizar Europa financiando a partidos de extrema derecha (Alemania y UK de momento), “angelito”.
—¿Entonces, tú qué propondrías?
—Una posible solución sería prohibir los lobbies y que fuese el Estado el que financiara rigurosamente las campañas electorales.
—Hum, interesante.
—Los grandes medios, televisión, prensa, etcétera están comprados para manipular la información en interés de quienes les pagan, logrando incluso cambiar el sentido del voto. Los políticos trabajan para su partido en lugar de hacerlo por los ciudadanos, y cada vez la gente está más decepcionada con todo el arco parlamentario debido a los innumerables casos de corrupción, lo que se convierte en un caldo de cultivo para los partidos extremistas. Deberíamos vigilar el enriquecimiento ilícito, eliminar aforamientos, instaurar penas mucho más severas y asegurarnos de que los delitos no prescriban ni se permitan indultos para quienes roben dinero público. Si los políticos saben que, al cometer un delito, “les cortan la mano”, se lo pensarían dos veces antes de hacerlo, porque no les compensaría, como sucede ahora.
—Para ejercer de médico, ingeniero o arquitecto, necesitas prepararte a fondo, y estudiar muchos años. ¿Os habéis preguntado, por qué no pasa lo mismo con los políticos? De hecho, abundan los idiotas entre ellos.
—¿Dónde está la democracia en los mercados? ¿Quién pone y quién controla los precios? —Los mismos especuladores que se benefician. Tiene truco: Me fuerzan a subir el sueldo un 3% y tranquilamente subo los precios un 6%. De la educación ya ni hablemos. En fin, podría seguir hablando largo y tendido. Creo que mejor lo dejamos y tocamos otro tema menos controvertido y más amable, ¿no os parece?
Mbaye permanecía embelesado, sin dejar de mirar los profundos ojos de Awa. Sus gestos y movimientos refinados, así como su soltura y personalidad, lo habían cautivado. En ese mismo instante, se propuso conquistarla y hacerla su mujer. Tenía la percepción de que Awa no era indiferente a sus atenciones; quién sabe, quizás había encontrado su media naranja. Pero eso amigos, es ya otra historia.
Jaime Tino Pouso
¿Me invitas a un café?
Tanto escribir me ha dado ganas de tomarme un café. Si te ha gustado el post, invitarme a un café te saldrá muy barato.